No deja de ser una buena noticia para todos los que amamos la fotografía. Otro espacio, la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid, ha abierto una sala dedicada única y exclusivamente a la fotografía, en el mismo lugar donde reposan algunos de los grabados más importantes de Goya. La fotografía por fin está a la misma altura.
Ayer, sin aviso ni convocatoria a los medios especializados, se abrió una sala, dentro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, al lado de la madrileña Puerta del Sol, y donde podemos disfrutar de la retrospectiva de J. Laurent todavía, dedicada íntegramente a la fotografía. Podría decirse que ya está oficialmente considerada como una de las Bellas Artes…
Es muy curioso intentar leer algo sobre el tema en la propia página de la Academia y comprobar que las secciones dedicadas a las Nuevas Artes de la Imagen y la Fotografía, tienen el contenido en elaboración. Al día siguiente de la presentación.
Pero por fin se empieza a mover algo. Poco a poco vamos viendo más museos, más departamentos oficiales y privados dedicados a lo que tanto nos gusta. Desgraciadamente parece primar más otros temas (¿políticos?) que la propia fotografía en algunos casos, como parece suceder con el delicado estado del museo de la Fotografía de Huete.
Pero no vamos a ser críticos y vamos a alabar la creación de esta nueva sala que surgió en la cabeza de Alberto Schommer hace muchos años y que ha llevado a buen puerto el esfuerzo de Publio López Mondejar, miembro activo de la Academia:
Un referente cultural como la Academia no podía ignorar a la fotografía en las salas de su Museo. Nuestro añorado compañero Francisco Calvo Serraller hace mucho tiempo nos recordaba que la fotografía es un lenguaje homologable al de cualquier otra manifestación o creación artística.
La colección fotográfica de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando
Y es que las fotografías que almacena esta prestigiosa institución que vela por fomentar, estudiar y proteger las artes, no es precisamente pequeño. Tiene en sus fondos más de 3000 imágenes de los más diversos autores: Charles Clifford, Ramón Masats, Paco Gómez, Gabriel Cualladó, Castro Prieto, García Alix, Isabel Muñoz, Ouka Leele, Manuel Outumuro, Chema Madoz o Carlos Pérez Siquier…
En la nueva sala no podremos ver todo, por supuesto. Rotarán las exposiciones cada tres o cuatro meses para asegurar el mantenimiento de las obras. Así que esperamos que avisen de estos cambios para poder ver con total tranquilidad, y sin perderse nada, toda la historia de la fotografía española que tienen en sus almacenes.
La idea es mostrar todas las etapas de la fotografía española, desde los calotipos de Charles Clifford o el ya citado J. Laurent hasta las curiosas creaciones de Cristina de Middel. Desde las obras de arte hasta algunas de las cosas que se hacen en la actualidad.
De hecho muchos fotógrafos, como Isabel Muñoz o Alberto García Alix, han cedido su obra. También hay que contar con el mecenazgo del coleccionista Adolfo Autric, la salida de la crisis o el legado de Laura Terré para poder disfrutar desde ayer mismo de la nueva sala de fotografía. Y ayer se acercaron, como cuentan las crónicas, Castro Prieto, López Tofiño, Isabel Muñoz y muchos más a celebrar este reconocimiento.
Además de las imágenes también disfrutaremos de 30 documentales de fotografía. Más de la mitad son de José Luis López Linares y López Mondéjar. Sin lugar a dudas pueden ser los que podemos ver en La voz de la imagen
La relación de la Real Academia con la fotografía
Pero la relación de la fotografía con la Real Academia viene de lejos. Esas 3000 obras no son fruto de la casualidad. Según podemos leer en el estudio ‘La llegada de la fotografía a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando’ de la profesora Helena Pérez Gallardo demuestra que
la petición de J. Laurent para fotografiar los cuadros de la Real Academia de Bellas Artes de san Fernando abrió el debate, al igual que en sus homónimas europeas, sobre la competencia de la fotografía en la reproducción artística y consolidó la importancia de estas nuevas bibliotecas visuales creadas por las grandes firmas fotográficas a lo largo de todo el siglo.
Como fue habitual desde su nacimiento, muchos intelectuales ligados a las Bellas Artes miraron a la fotografía con desdén. Y gracias a la petición de J. Laurent para fotografiar las obras de arte el debate, la importancia real de la fotografía. comenzó.
Al principio solo se pensó que su aparición supondría la muerte del arte, de manifestaciones como el grabado o la litografía. Muchos temían que los pintores se olvidaran del boceto a favor de la mera imagen creada con una máquina. Y así pasó durante un tiempo. Afortunadamente el Armagedón no llegó, como se ha podido ver con el paso del tiempo, el mejor consejero posible para ver el verdadero alcance de las cosas.
El debate empezó en España por la petición de J. Laurent a la Real Academia para fotografiar sus fondos como ya hizo con los del Museo del Prado. No era un encargo oficial, sino que era un empeño personal con idea de sacar beneficio económico.
En 1867 empezó a vender su catálogo ‘Itinéraire artistique’ y lo culmina en 1879 con las obras de las principales colecciones públicas y privadas, entre las que figura la de la Real Academia. En la petición que hizo a la Academia en 1867 dice
a fin de aumentar el caudal de modelos y elementos de estudio analítico y comparativo de las obras maestras que están diseminadas y que sólo la reproducción fotográfica las puede dar la verdad aparte del original.
Pues bien. En una primera contestación la respuesta fue negativa por parte de la junta directiva. ¿El motivo? Los propios académicos estaban haciendo una catalogación a partir de grabados… Menos mal que muchos otros académicos se llevaron las manos a la cabeza y gracias a la aprobación del ministerio de Fomento se le concedió el permiso porque dicha producción sería mucho más barata que la de los famosos grabados… entre otros motivos.
En una primera contestación la respuesta fue negativa por parte de la junta directiva. ¿El motivo? Los propios académicos estaban haciendo una catalogación a partir de grabados
Al final pudo hacer su trabajo sin descolgar o sacar al patio o la azotea las obras de arte (aunque se las ingenió para conseguirlo). El trabajo del fotógrafo y el de los grabadores coincidieron en el mercado y muchos reconocieron la obra de Laurent como un claro progreso.
Y de aquí viene el primer contacto de la fotografía con la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Hoy ya podemos disfrutar de este primer contacto y ver los trabajos de todos los seguidores de Laurent en la sala en la que los fotógrafos deberemos pasar un tiempo para aprender en qué consiste esto de hacer fotografías.
Fotografías cedidas por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando
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La noticia
La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid abre su sala permanente de fotografía
fue publicada originalmente en
Xataka Foto
por
Fernando Sánchez
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